El Périgord Noir ofrece espléndidos paisajes formados por acantilados, los ríos Dordoña y Vézère y numerosos bosques de encinas y castaños.
El valle del Vézère alberga una de las mayores concentraciones de yacimientos prehistóricos de Europa: cuevas, yacimientos trogloditas, sitios de excavaciones, lo que le valió el apodo de Valle de la Prehistoria: 15 sitios están clasificados como Patrimonio Mundial de la UNESCO. El sitio más famoso, Lascaux, está decorado con pinturas rupestres que datan del período prehistórico. El fuerte troglodita construido en el acantilado de La Roque-Gageac y el pueblo troglodita de La Madelaine en Tursac son curiosidades que la región ofrece para descubrir.
Tampoco es posible ignorar las especialidades gastronómicas del Périgord. El diamante negro de la región, la trufa, para disfrutar en ensalada, preferiblemente con patatas Sarladaise. Pechugas y confits de pato, foie gras…y para terminar, Cabécou, un pequeño disco de queso de cabra fresco, con una copa de vino de Bergerac para acompañar.
Otra característica de este territorio es la abundancia de pueblos imprescindibles. No menos de 9 de los pueblos más bonitos de Francia se cruzan en las carreteras del Périgord Noir, entre ellos: Domme.
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